miércoles, 21 de octubre de 2015

En la fosa se encontró un calamar gigante del género Architeuthis, una especie desconocida de lenguado y varias especies desconocidas hasta entonces. A 11 km de profundidad se encontraron otros tipos de biodiversidad como minúsculos seres vivos unicelulares y una forma de plancton por ahora desconocida, según se publicó en la revista Science. La fosa de las Marianas es uno de los lugares más enigmáticos de la Tierra.


El 23 de enero de 1960, el batiscafo Trieste, construido en Italia bajo el diseño de Auguste Piccard y tripulado por su propio hijo Jacques Piccard y Don Walsh, fue el primer submarino tripulado en alcanzar el fondo de la fosa Challenger, en las Marianas, a una profundidad récord de 10.911 metros, en una inmersión que formaba parte del ProyectoNekton.

El Trieste fue definido por los Piccard como un batiscafo, una esfera que alojaba a la tripulación más una cámara de flotabilidad rellena de gasolina, con capacidad para navegar por si mismo, frente a las anteriores batisferas, esferas de acero selladas herméticamente con una mirilla de observación en cristal reforzado, que pendían de un barco mediante un cable también de metal, que las proveían de electricidad, telecomunicaciones y aire.

Para soportar las enormes presiones a las profundidades de la fosa Challenger, la esfera del Trieste tenía un espesor de casi 13 centímetros, y en su interior apenas cabían dos personas. Su descenso le llevó 4 horas y 47 minutos, y una vez en el fondo sus tripulantes observaron el entorno durante veinte minutos antes de regresar a la superficice, en una subida de 3 horas y 15 minutos.
Discovery Channel emitió un programa el 2009 en que se sugiere que la gran fosa es una amplia zona de subducción de la corteza terrestre que se sumerge bajo el manto tectónico, donde la placa del Pacífico es subducida bajo la pequeña placa de las Marianas. Lo que explica la existencia del archipiélago y su constante actividad volcánica. La poca actividad telúrica se explicó por la existencia de una franja de roca suave disgregada a modo de lubricante que evita el roce brusco entre la placa superior y la que se hunde.
“Las partes más profundas del mar no son ciertamente zonas muertas”, confirmó uno de los autores del estudio, el Dr. Robert Turnewitsch.
Desde el año 2010 que los científicos de la investigación han sumergido un submarino no tripulado que recoge varias muestras en lo más profundo de las rocas de la Fosa de las Marinas, lugar bautizado 1872 como el Abismo de Challenger. Solo hace algunos meses pudieron confirmar algo que ya intuían: que existen una gran cantidad de microbios en abismos poco explorados que respiran aire. Estos sobreviven gracias a la alimentación de plantas muertas y otras especies sin vida que logran llegar a lo más profundo por las corrientes. Existen plantas y peces que habitan en profundidades increíbles, no a 11 kilómetros de profundidad, pero lo suficientemente cerca para llegar hasta abajo cuando mueren.
La microvida en el sector más profundo de la fosa, llamado Hadal, cumple un rol fundamental en el ciclo del carbono, lo que es bastante positivo para combatir el cambio climático.
“El hecho de que grandes cantidades de materia orgánica que contiene carbono se acumulen y almacenen en Hadal, significa que juegan un papel protagónico en la eliminación de carbono del Océano y la atmósfera suprayacente. O sea que las fosas abisales son una de las partes más importantes en el ciclo global del carbono marino”. Explica Turnewitsch.
Hace más de 50 años, dos hombres subieron a un sumergible masiva-dirigible como, descendieron unos 35.800 pies (10.912 metros) hasta el punto más profundo del océano, y se convirtieron en los primeros en observar el oscuro submundo de una de la Tierra de la más extrema ambientes. Nadie había vuelto desde entonces, hasta el 26 de marzo del 2012, cuando James Cameron, una residencia explorer-in-National Geographic, hizo una inmersión en solitario récord al Abismo Challenger en la Fosa de las Marianas.
MARIA LAINEZ PEREIRA

miércoles, 14 de octubre de 2015

INMERSIÓN DE 2012

El 25 de Marzo de 2012, James Cameron pasó a la historia como lo hicieron Piccard y Walsh al llegar hasta los 10.994 metros en los que termina la fosa. 50 años después el director de cine logró recuperar el mito.
Cuatro equipos competían por ser los primeros en conseguirlo: 'Deepsea Challenger', el submarino monoplaza con el que ha llegado al fondo; la expedición 'Triton Subamarines', con la que viajarían tres hombres; el 'Doer Submarine, apoyado por el presidente de Google, Eric Schmid; y el 'Virgin Submarine', construido en un principio para el millonario Steve Fossett, pero que tras su muerte pasó a ser el objetivo de otro millonario, Chris Wehls.
Deepsea Challenger, patrocinado por 'National Geographic', fue quien logró alcanzar la meta antes que nadie y con éxito. Cameron se introdujo la noche del 25 de Marzo en el submarino al grito de 'Liberar, liberar, liberar'. Dos horas después, el cineasta tocaba las profundidades de la Tierra.
Estuvo tres horas explorando un fondo donde se cree que hay 750.000 especies marinas que no han sido formalmente catalogas por la ciencia. La nave equipada con decenas de cámaras pudo grabar todo lo que se encontró a su paso.
   A continuación os dejo el vídeo de la grabación de la inmersión de James Cameron:
DESCUBRIMIENTO DE LA FOSA DE LAS MARIANAS


INFORMACIÓN

La fosa de las Marianas es el lugar conocido más profundo de la corteza terrestre, de allí su fama mundial. Se originó en un proceso de subducción. Está localizada en el fondo del Pacífico noroccidental, al sureste de las islas marianas, cerca de Guam



DIMENSIONES, PRESIÓN Y Tª.

Es un lugar sin luz, con alta presión y con temperaturas de entre 0 y 2 grados centígrados, CON una profundidad máxima medida de 11.034 m (donde se encuentra  el llamado abismo Callenger (su punto más profundo)), una longitud de 2 550 km y una anchura media de 70 kilómetros. La presión media en el fondo de la misma es enorme, del orden de 108,6 MPa (unas 1072 atm).


DESCUBRIMIENTO


Fue descubierta por la expedición británica con el navío HMS Challenger (diciembre 1872- mayo 1876), de quién se tomó el nombre para la parte más profunda de la fosa. Su misión era cartografiar por primera vez el suelo oceánico. Durante los cuatro años que duró la expedición, se recorrió 11.000 km. La tripulación sondeaba las profundidades cada 225 km usando 400 km de cuerda con pesos de plomo. Cuando se midió la profundidad a 320 km de la isla de Guam, se  sondeó una profundidad de 8 km.  Las primeras exploraciones de la fosa se iniciaron en la década de los años cincuenta, y no fue hasta 1960 que se estableció su profundidad oficial, según las investigaciones estadounidenses llevadas a cabo en el batiscafo Trieste.



En el año 2005, exploradores japoneses descubrieron hasta 200 formas de vida microscópicas subyacientes en una muestra de barro del fondo, entre ellas un plancton unicelular que hasta el momento no había sido clasificado, así como varios tipos de bacterias. Debido a la bajísima temperatura en la que se encuentra el agua en esta zona, muy pocas especies sobreviven a tal profundidad, más que algunos tipos de cangrejo y de peces abisales.


En 1951 la fosa fue explorada por el navío de la Armada Real Británica HMS Challenger (llamado así por el barco de la expedición original) y usando un sónar, la máxima profundida medida fue de 11.012 m.

En 1957, la nave soviética Vityaz informó de una profundidad de 10.934 metros. Pero no fue sino hasta el 23 de enero de 1960, cuando se descendió por primera vez usando un batiscafo mediante el cual se evitaban los efectos de la gran presión a tales profundidades. Se llamaba Trieste y fue creado por Auguste Piccard en 1953 y capitaneado por su hijo Jacques Piccard y por Don Walsh. El lugar del descenso fue el extremo suroccidental de la fosa, a unos 338 km de Guam. Los sistemas de a bordo indicaban una profundidad de 11.521 m, que después fue revisada y resultó ser de 11.034 metros. 

Durante los años 50 y 60, un equipo de geólogos liderados por Harry Hammon Hess recogieron datos de todos los fondos oceánicos del mundo con un sónar y sus mapas revelaron que la fosa de las Marianas solo es una pequeña parte de una red de gigantescos cañones submarinos que se extienden por toda la Tierra; además corriendo en paralelo a la fosa, en el otro lado del Pacífico, se descubrió la dorsal del Pacífico oriental. Los geólogos querían saber si existía alguna relación entre la fosa y la dorsal. Se supo, durante la Guerra Fría, que los terremotos se producían cerca de las dorsales y las fosas oceánicas. Se descubrió que la corteza terrestre estaba dividida en placas tectónicas, que las fosas marinas se crean en los bordes de estas placas, y que la corteza creada de la dorsal oceánica es devorada por algo en algún lugar del Pacífico (posiblemente por la fosa de las Marianas). Los científicos se dieron cuenta que el archipiélago de las Marianas es un reflejo exacto de la forma de la fosa. Se pensaba que la fosa formó los volcanes mediante un proceso llamado subducción que sucede cuando chocan dos placas tectónicas y al colisionar, la placa más pesada, entra debajo de la más ligera bajando hacia el manto y arrastrando con ella sedimentos y agua formados durante millones de años.

El proceso de subducción crea la fosa cuando la placa pesada baja y crea un hueco en el manto, las placas forman el pliegue gigante que es la fosa. Las zonas de subducción son los lugares donde se producen los terremotos más fuertes pero en la fosa de las Marianas no ocurren; esto se explica a que en esa zona hay una roca blanda llamada serpentina y las placas, al chocar, destrozan esta roca blanda para formar un material lubricante que es el lodo y que evita los grandes terremotos. Los científicos han descubierto que la fosa de las Marianas es la más profunda del mundo porque su corteza es la más antigua y pesada.

Además, se sabe que la profundidad de las fosa es extremadamente fría pero posee ventilaciones hidrotermales gracias a la difusión de las placas tectónicas que emiten sulfuro de hidrógeno y diversos minerales, que a su vez, forman parte de la cadena alimenticia de las especies que habitan allí. Estas especies fueron halladas por científicos, una fue un calamar gigante del género Architeuthis. También, los exploradores japoneses, sumergidos en su submarino a control remoto llamado Kaiko, descubrieron más de 200 formas de vida unicelulares como plancton y bacterias ubicadas a 1089 metros de profundidad. Se estima que los organismos descubiertos tienen una formación de 6 millones de años de antigüedad, lo que hace creer que se trata de restos de la vida prehistórica del planeta.



Lourdes de la Cruz Reina