domingo, 1 de noviembre de 2015

DEEPSEA CHALLENGER


El DeepSea Challenger es un sumergible de grandes profundidades, construido en Australia por la compañía Acheron Project en el año 2011, con la intención de llevar a James Cameron a la fosa de las Marianas, el punto más profundo de la Tierra. En sus poco más de 7 metros de longitud el submarino porta un gran número de equipos para la toma de muestras e imágenes del fondo marino.



Para la construcción del DeepSea Challenger, el ingeniero australiano Ron Allum tuvo que hacer frente a un gran número de desafíos, como la creación de nuevos materiales, propulsores adaptados a altas presiones, nuevas luces y tipos de cámaras o cables de comunicaciones que permiten la trasmisión del sonido a través del casco del sumergible.

Uno de los nuevos materiales creados para el proyecto es una espuma sintáctica llamada Isofloat, capaz de soportar enormes presiones. Construir el casco del DeepSea Challenger con esta espuma le permitió a los ingenieros incorporar los propulsores dentro de la espuma sin utilizar un armazón de acero. La espuma también alberga las baterías de litio que alimentan los equipos y los más de 180 sistemas a bordo del sumergible, desde los propulsores o el soporte vital a las cámaras 3D o las luces LED.

La esfera para el piloto es de 1,1 metros de diámetro, con un espesor de 64 mm, y tiene capacidad para solo un tripulante, al que provee con oxígeno, calor, y mantiene a salvo de las grandes presiones. Pero el espacio es tan reducido que el piloto lleva las piernas encogidas todo el rato y apenas puede mover los brazos. Debajo del asiento del piloto se encuentran las baterías de emergencia. A la derecha del piloto están los compartimentos de tratamiento de aire, y a su izquierda, el tablero de mandos. En frente tiene una pantalla que proyecta imágenes del exterior, mientras que una pantalla táctil le sirve para monitorizar los sistemas del sumergible. Además, en el interior de la esfera hay comida, agua y los mandos de los propulsores.


El submarino está equipado con botellas de oxígeno suficiente para 56 horas, mientras que el CO2 se elimina mediante unos scrubbers. El vapor de agua de la respiración y el sudor del piloto que se condensa en la superficie de la esfera es recogido en una bolsa para ser utilizado como bebida en caso de emergencia, utilizando una pajita especial diseñada para filtrar los contaminantes. Cada cierto tiempo el sumergible envía automáticamente lecturas de presión, temperatura, niveles de oxígeno, etc. a la superficie que son revisados en el buque nodriza. En caso de emergencia, el submarino podría ascender en solo una hora a la superficie.

El sumergible pesa casi 12 toneladas, y lleva 500 kg de lastre sólido que le ayudan a sumergirse, y del que se libera por electromagnetismo para volver a la superficie. Este sistema cuenta hasta con 5 sistemas distintos de respaldo en caso de fallo. Fue diseñado a lo largo de un eje vertical, lo que favorece su desplazamiento a través del agua. Una vez en el fondo, el submarino se propulsa mediante 12 propulsores que le permiten alcanzar una velocidad de 3 nudos (5,5km/h) horizontalmente y de 2,5 nudos (4,6km/h) verticalmente.


El sumergible está equipado con un brazo hidráulico para la toma de muestras y con cuatro cámaras exteriores para la captura de imágenes del entorno y de la fauna. El submarino también cuenta con otros dos brazos, uno equipado con un foco de luz y el otro con una cámara 3D. Durante la expedición el piloto puede grabar un cuaderno de bitácora en vídeo 3D, y comunicarse con la superficie por voz o por mensajes de texto.

Aunque el DeepSea Challenger no batió el record de profundidad del Trieste por muy poco, descendiendo hasta los 10.898 metros, sí superó ampliamente el tiempo en el fondo de la fosa, pasando de las tres horas en las que el famoso director de cine tomó muestras y realizó grabaciones en tres dimensiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario